La Lotería de Concepción
Ligada desde sus comienzos a la Universidad de Concepción, la Lotería de la ciudad se convirtió en un símbolo penquista que traspasó a la comuna y la región, sirviendo, además, de beneficencia no solo para la casa del campanil, sino también, para variadas entidades de bien público.
En sus años iniciales, entre 1917 y 1921, la Universidad de Concepción comenzó a mantenerse con las cuotas de sus socios, adhesiones y donaciones de dinero, además de pequeñas subvenciones fiscales y municipales.
El crecimiento alcanzado por la universidad hizo necesario procurarle nuevas y estables fuentes de financiamiento. Entre las múltiples ideas barajadas estaba la de una lotería, la cual fue defendida por el entonces secretario general de la casa de estudios superiores, Luis David Cruz Ocampo.
En agosto de 1921, se inició en forma definitiva el estudio de la organización y funcionamiento de una lotería, de tal manera que diera al público absoluta garantía. No obstante, su concreción tomó tiempo y el primer sorteo se realizó el 8 de octubre de 1921. Este se efectuó en la sala de sesiones de la Municipalidad de Concepción y el primer gerente de la Lotería, Desiderio González Medina, trasladó personalmente desde su casa las bandejas con las bolitas para este primer juego.
En esa oportunidad, 4.000 números disputaron un premio gordo de 20.000 pesos, entre otros estímulos, todo lo cual sumó 50.000 pesos. Se obtuvo una utilidad líquida de 4.000 pesos, un gran aliciente para la época.
Con el tiempo, los sorteos se hicieron constantes, proporcionando entradas económicas importantes a la universidad, lo cual permitió iniciar las primeras construcciones de dependencias de la institución.
Tal fue el éxito que obtuvo la Lotería que traspasó los límites comunales y regionales. En 1924, los chilenos podían participar de los sorteos. En la época se habían llegado a jugar premios de hasta 144.000 pesos en 8.000 números. Los fondos entregados constituían la mejor fuente para el funcionamiento de la universidad y también para su crecimiento.
Pese al éxito de la iniciativa, el 5 de septiembre de 1924 la junta de gobierno suprimió la Lotería de la Universidad de Concepción, por considerar que fomentaba actividades lúdicas en el país. La medida fue conocida por la universidad recién el 24 de octubre, por lo que tuvo que devolver los dineros reunidos por la venta de billetes para el sorteo de la misma fecha.
Esto significó complicaciones para el Campanil, el que mantuvo su funcionamiento con los fondos recolectados los años anteriores. Finalmente, 10 meses más tarde, la medida fue reconsiderada, por lo que la Lotería pudo reanudar sus actividades el 11 de octubre de 1925.
El crecimiento de la Lotería continuó tras la suspensión y para finales de 1926 se alcanzó una emisión de 20.000 números, con un total de premios de 1 millón 380 mil pesos.
Cómo se hacían los sorteos
En aquella época, el precio de cada billete era, en los sorteos extraordinarios, de 100 pesos por cada entero y de 10 pesos por cada décimo. La Oficina de Subsidios de la Universidad de Concepción se encargaba de enviar los billetes a los agentes distribuidos a lo largo de todo el país. Dos días antes de los sorteos se preparaba el enorme número de bolillas enumeradas por centenas y dispuestas en bandejas especiales.
Una vez terminada la fatigosa operación, se procedía a efectuar el sorteo en presencia de un notario de los directores de turno y público en general, con la finalidad de comprobar que las bolillas correspondían a cada billete vendido. Luego se vaciaban dentro de un gran saco. Posteriormente, en una sala especial para los sorteos, situada en el edificio de la Lotería, ubicado en calle Colo Colo esquina Freire, unos bombos eléctricos hacían girar las bolillas. El notario procedía a cerrar con un sello las bocas de los bombos, firmemente sujetos y lacrados en toda su extensión.
Hay que comentar que las ganancias generadas por la Lotería no solo han beneficiado a la Universidad de Concepción (un 33% de lo reunido). Otras entidades de bien público se vieron favorecidas con lo recaudado, según las modificaciones de la Ley 18.568, fechada en mayo de 2005.
Entre estas se pueden mencionar la Universidad de Chile (21,5%), la Universidad Católica de Chile (21,5%), la Cruz Roja Chilena (4%), el Servicio de Salud Concepción para el Hospital Guillermo Grant Benavente (5%) y la Corporación de Ayuda al Niño Limitado Coanil (4,5%), entre varias más.