Desde el manejo silvícola a la educación: las tareas que se desarrollan para prepararse ante la próxima temporada
No se descarta que la prolongación en la época de lluvias este año genere mayor combustible vegetal. Frente a eso, la labor de despeje y cortafuegos será básica para mitigar los efectos del fuego.
Hay ciertas pistas que pueden revelar si el verano tendrá las características para una mayor propagación de incendios forestales. No es una ciencia exacta, pero la experiencia de años anteriores es un indicativo para proyectar lo que ocurrirá en la temporada.
Eduardo Peña, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, explicó que todo material menor a 2,5 centímetros de diámetro, tal como el pasto y las hojas de los árboles, es el combustible que, al secarse, facilita la ignición y propagación del fuego. Por ello, si la primavera es lluviosa y prolongada hacia el inicio del verano, el crecimiento del pasto será muy bueno y, finalmente, cuando el pasto muera en verano habrá mucho material fino que facilitará la ignición y propagación del fuego.
"El año pasado, la primavera fue lluviosa y hubo un muy buen crecimiento del pasto, quizás eso explica el impacto de los incendios forestales que llevó a que la temporada 2022-2023 fuera la segunda con mayor perjuicio en los últimos 50 años", indicó el académico.
Agregó que, por ahora, los pronósticos indican que lloverá hasta octubre, pero noviembre y diciembre serán relativamente más secos, lo que podría limitar el crecimiento del pasto. "De todas formas, las lluvias de octubre facilitarán el crecimiento del pasto hasta noviembre y eso generara bastante combustible fino. Los eventos de alta temperatura pueden adelantar la temporada de incendios, pero lo que ocurre, en general, es que las primaveras húmedas atrasan el inicio de los incendios, pero cuando ya ocurren, estos son de mayor velocidad de propagación", detalló.
En ese contexto, se debe pasar al manejo de combustible, es decir, intentar cortar la continuidad de este y bajar su cantidad. Además, se debe evitar que haya grandes extensiones con material homogéneo, por ejemplo, una plantación de una sola edad de árboles. "Debe haber una combinación de bloques o sectores de plantaciones de diferentes edades, así el fuego se puede controlar cuando pasa a la plantación más joven o una más vieja", afirmó Peña.
La preparación debe pasar por una silvicultura preventiva. El académico sostuvo que los residuos forestales se podrían utilizar para producir energía o picarlos e incorporarlos al suelo, reducir la cantidad de combustible con quemas prescritas e incluso promover el pastoreo en los bosques. "Pero todo lo que se haga ahí no será exitoso si al interior de las ciudades no se mantiene limpio, eliminando el pasto y basura en los patios, limpiando canaletas y techos porque el fuego puede llegar a esos lugares", dijo.