Ignacio Arriagada M.

Cuando Rodrigo Haydar, de 33 años, trabajaba para empresas internacionales de alimentos y bebidas presenció por casi una década cómo se desechaban miles de toneladas de productos en buen estado sólo por cuestiones estéticas o por problemas administrativos en algún papeleo de exportación. Después de un tiempo este patrón descolocó al ingeniero comercial, por lo que se contactó con Maximiliano Acosta, uno de sus grandes amigos, con quien compartía el deseo de crear una solución para rescatar esa comidas.

"En la industria me tocó ver muy de cerca el problema de los desperdicios de alimentos, y ya hace bastante tiempo venía con un amigo y compañero de universidad comentando y compartiendo ideas de soluciones tecnológicas para poder abordar este problema de la comida", recuerda el emprendedor.

Tras definir el foco del proyecto, Haydar y Acosta se asociaron e iniciaron durante agosto de 2020 un estudio de mercado para ver la factibilidad de la idea.

"Nos pusimos a investigar rápidamente diferentes modelos que existían en el mundo y en Latinoamérica. Nos dimos cuenta de que acá (en Chile) había una oportunidad muy grande de crear un modelo, que de manera rápida, fácil y escalable, podía abordar el problema del desperdicio de alimentos", detalla el ingeniero.

Para comprobar que este modelo era totalmente viable en el país, los dos amigos destinaron unas dos semanas para establecer si los locatarios estaban dispuestos a vender sus excedentes. "Llegamos a la conclusión de que nadie quería botar comida, pero nadie tenía una solución eficiente", recuerda Haydar.

Manos a la obra

Como una manera más de confirmar la factibilidad del modelo, los socios lo implementaron en conjunto con un local comercial constituido. "Comenzamos trabajando con una pastelería, con el fin de validar el modelo a través de WhatsApp, y en una semana ya teníamos una lista de espera con gente que quería comprar este excedente de comida. Esto sirvió para comprobar que hay una necesidad de parte del restaurante y que las personas están dispuestas a comprar a precios reducidos", cuenta el emprendedor de 33 años.

Dado el éxito de la propuesta de negocio y la alta demanda alcanzada en el corto plazo, Haydar y Acosta decidieron crear una aplicación, para lo que necesitaban un especialista.

"Como nuestra solución iba de la mano con la tecnología, era sumamente necesario sumar a otro co-fundador que liderara el desarrollo tecnológico de la solución. En ese sentido, en un par de semanas, desde que decidimos crear la aplicación, es que incorporamos a José Castro, ingeniero civil informático", recuerda.

En menos de 30 días, Castro creó un protitopo que fue lanzado al mercado. Así nació GoodMeal, cuya "solución tecnológica permite a los negocios de alimentos poder rescatar sus excedentes de comida y venderlos a usuarios a un valor 50% más barato de lo que puede valer en el local", explica el co fundador y CEO de la empresa.

La gran sorpresa llegó tres semanas después de haber lanzado la plataforma. Al revisar las principales cifras, indica Rodrigo, "habíamos alcanzado las mil transacciones, lo que dejó en evidencia que había una recepción importante entre los usuarios. Desde ahí comenzamos a expandir el negocio".

Refuerzos

Potenciar la aplicación requería aumentar el capital de inversión. Para eso, Haydar, Acosta y Castro sumaron a otros socios: Gabriel Lara, ingeniero comercial; y a Mariano Delpech, abogado. "Iniciamos la aplicación con recursos propios que nos permitieron setear las bases tecnológicas de la aplicación y conformar un pequeño grupo, súper reducido, pero que al mismo tiempo era muy funcional".

Luego, a los tres meses, GoodMeal quedó en Start-Up Chile, donde pasó por todos los programas de aceleramiento. Asimismo, a fines del año pasado cerró su primera ronda de capital privado por 1,2 millones de dólares de la mano del crowdfounding Broota.

Aprendizaje

Este 2023 la aplicación cumplió tres años de operaciones, y para Rodrigo este tiempo no ha sido de dificultades, sino que de aprendizajes. "Entendemos que muchas veces los resultados tardan en llegar, los aprendizajes no se obtienen de un día para el otro, y que la fórmula perfecta nunca va a llegar. Siempre vamos a estar con diferentes desafíos, pero a la vez también buscando las soluciones", dice.

Actualmente, la aplicación tiene una comunidad de un millón de clientes y más de dos mil negocios asociados en todo Chile, que van desde locales de barrio hasta grandes cadenas. A pesar de estas cifras, el mayor orgullo alcanzado por GoodMeal, según su CEO, es "haber evitado que hasta ahora más de mil toneladas de comidas se hayan desperdiciado. Esto equivale a llenar casi un estadio y medio de fútbol profesional con comida en perfecto estado".

Respecto a las proyecciones hacia el futuro, el ingeniero comercial no titubea y es ambicioso: "Con la ayuda de la tecnología, queremos crear la comunidad más grande de Latinoamérica de consumo consciente y contribuir a erradicar el desperdicio de alimentos".