Joven con discapacidad expande su taller para sillas de ruedas
Cuando Patricio Bravo tenía 17 años y llevó su aparato al servicio técnico le dijeron que se la entregarían en tres semanas. Dice que ese día se sintió inválido, aprendió solo a arreglarla y empezó a ayudar a otros. Así nació "Patricio sobre ruedas".
Ignacio Arriagada M.
Inmediatamente nació, en 1988, Patricio Bravo tuvo que experimentar el dolor. Una negligencia durante una intervención quirúrgica en la columna vertebral lo dejó parapléjico y lo convirtió en usuario permanente de una silla de ruedas. El apoyo de su familia y de la Teletón hizo que Pato, como lo apodan, no escatimara en practicar deportes en su adolescencia. Sus intensas rutinas hacían que su aparato se averiara, por lo que constantemente se la cambiaban en la institución de rehabilitación. Sin embargo, cuando tenía 17 años le dijeron que tenía que hacer valer la garantía en un servicio técnico. De ahí en adelante, asegura, hubo un quiebre.
"Llegué con mi mamá al lugar y me dijeron que la silla iba a estar reparada en tres semanas (…) En ese momento sentí que realmente quedé inválido. La invalidez partió desde ese día para mí", recuerda.
Al llegar a su casa se prometió que nunca más iba a depender de otras personas o servicios, y cumplió. Apenas llegó su silla comenzó a indagar sobre su funcionamiento y mecánica, y a punta de errores y aciertos logró meses después arreglarla. No obstante, su experiencia personal lo hizo ir más allá y decidió ayudar a sus amigos para que no vivieran lo mismo.
"Yo sentí que lo que me pasó a mi en el servicio técnico también le estaba pasando a otras personas. Eso me motivó a reparar gratuitamente las sillas de mis compañeros de deporte y de Teletón", comenta.
La eficiencia y rapidez de su trabajo hizo que sus amigos le dieran el dato a otras personas. La alta demanda llevó a Patricio a habilitar un espacio de su hogar como taller, el que llamó "Pato sobre ruedas".
"El 2010 habilité un pequeño taller en mi casa, en Puente Alto, y ahí comencé a reparar sillas de rueda y andadores, con un alicate y un destornillador. Al principio era una propina y luego fijé una tarifa de 4 mil pesos, que comparado a lo que cobraban los servicios de mantención era nada (...) Esos recursos los usé sólo para comprar utensilios y respuestos, a fin de mejorar el servicio", dice.
próximo paso
En 2012, 'Pato sobre ruedas' alcanzó cierta popularidad en su comuna y entre la comunidad en situación de discapacidad. En tan sólo dos años, calcula Patricio, logró ayudar a más de 300 personas con la mantención y/o reparación de su ayuda técnica de traslado.
Con la intención de hacer crecer su emprendimiento y llegar a más gente, Patricio presentó un proyecto al Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis) para obtener el financiamiento que requería para concretar su sueño, que era montar un taller en un lugar con las condiciones y dimensiones adecuadas.
"Presenté un proyecto a Senadis y por falta de unos documentos fue rechazado. Todo fue mera burocracia", lamenta.
Con la fe intacta, este emprendedor buscó alternativas y así llegó al programa Líderes Comunitarios de Personas con Discapacidad, que tenía como objetivo fortalecer las habilidades sociales y técnicas de los participantes en ese ámbito. Ahí conoció a la encargada de la iniciativa, la terapeuta ocupacional Daniela Alburquerque.
Al notar el esfuerzo y la constancia de Patricio, la profesional le comentó que por haber sido el único en terminar el programa podía utilizar un galpón del Centro de Trastorno del Movimiento (Cetram), que es una ONG ubicada en la comuna de Independencia.
"Llegué a este espacio el 2012, con mis pocas herramientas, pero con las tremendas ganas de ayudar (...) Viajaba todos los días en micro o en Metro para seguir reparando las sillas de ruedas de los pacientes de la ONG y de la gente que necesitaba mi servicio, todo a un muy bajo costo, de no más de 8 mil pesos", señala.
Tras siete años en el Cetram, y cuando el emprendimiento había logrado convenios con Teletón y algunos municipios capitalinos, llegó la pandemia del covid-19 y todo se derrumbó. "Tuve que desvincular a los técnicos, se cayeron los proyectos y los contratos, cerraron el galpón. Casi quiebro", recuerda con emoción.
Resurgimiento
La angustia, el dolor y la desesperación no quitaron el entusiasmo ni la esperanza de Patricio de seguir adelante. Tomó los últimos recursos que le quedaban y compró un automóvil antiquísimo, el cual acondicionó para dar servicio a domicilio.
"Lo ajusté para que una persona en condición de discapacidad como yo lo maneje sin problemas. Adapté la parte trasera y puse todas mis herramientas (...) Así seguí con 'Pato sobre ruedas', recorriendo toda la capital reparando y haciendo mantenciones , dice.
En paralelo, desde Caja Los Andes lo contactaron para participar en el programa TECLA, que entrega un fondo a emprendimientos que impactan de forma positiva la vida de las personas. De los 2 mil concursantes, Pato fue uno de los doce que recibió recursos económicos.
La crisis sanitaria generó que el negocio experimentara su mayor crecimiento en ingresos. Fue tal el éxito que el 2021 Patricio adquirió una camioneta full equipada, que le ha permitido ampliar su cobertura a las regiones de Valparaíso y O'Higgins.
"Miro hacia atrás y me acuerdo de lo mucho que me costó, pero la clave fue seguir y seguir", reflexiona.
4.000 mantenciones y reparaciones ha hecho Patricio desde el año 2010.