Vecinos reviven el dolor por cierre de empresas clásicas
En Penco y Tomé ya saben del cierre de empresas que fueron el alma de la comuna, siendo un duro golpe en lo emocional y también para la economía local.
El eventual cierre de la empresa Huachipato, tal como lo anunció la compañía hace una semana, no sólo significaría una bofetada a la economía regional con la fuerte pérdida de empleos, sino también es visto como un golpe a la comunidad chorera, que por ocho décadas ha crecido con los colores del acero a su alrededor.
Eso es lo que no quieren que ocurra por parte de los vecinos de Talcahuano, y también lo sienten quienes ya han visto este tipo de situaciones en sus propias comunas, con el cierre de empresas emblemáticas, las que han sido parte de su esencia.
Adiós a bellavista
Ejemplo de ello es lo que se vivió en Tomé, con el cierre definitivo de la icónica empresa textil Bellavista Oveja Tomé.
"Para la comuna fue una noticia impactante cuando se concreta el cierre de la empresa. Antes de eso hubo manifestaciones donde se unieron trabajadores, familias, estudiantes, el comercio local cerró sus puertas; hubo una marcha importante desde Tomé a Santiago; es decir, hubo una serie de situaciones el año 2007 antes del cierre definitivo. Los vecinos estábamos acostumbrados al sonido del pito de la industria cuando comenzaba sus obras en las mañanas, los cambios de turno, todos acostumbrados al rodaje y al fervor de la industria textil. Los estudiantes, sus padres trabajaban en al empresa entonces fue muy triste ver como se cerró Bellavista Oveja Tomé. Hoy da pena ver como una tremenda empresa, que absorbió una buena cantidad de personas en la comuna, hoy esté prácticamente desmantelada", repasa Gonzalo Reyes, presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Tomé.
"Cuando cierra definitivamente Bellavista Oveja Tomé, fueron 750 personas que perdieron su fuente de empleo, pero hubo una negociación importante entre los sindicatos con el Estado, que se hizo parte de la industria facilitando los dineros para indemnizar a los trabajadores. Los trabajadores en su mayoría fueron capacitados a través del Sence y la Omil de la comuna, incluso hoy hay muchos en esos empleos", afirma Gonzalo Reyes, quien hizo su práctica allí, mientras que su madre trabajó y fue una conocida trabajadora textil de Tomé.
Tristeza por fanaloza
En Penco también saben de ver ver bajar las cortinas a uno de sus íconos industriales, como es Fanaloza, la que en agosto del 2023 puso fin a sus operaciones.
Así lo recuerda Fernando Neira, vocero de la Unión Comunal de Penco, respecto al impacto que tuvo el cierre, no sólo el definitivo, sino los distintos episodios que tuvieron en jaque a la compañía.
"El cierre pasó por varias etapas, cambió de Fanaloza a Lozapenco, luego tuvo una quiebra con el conocido caso de Feliciano Palma, en todas esas etapas se vio afectada la comunidad, porque si bien no todos los vecinos estaban vinculados directamente con la empresa, sí tenían amigos, vecinos, que se vieron afectados, hubo un impacto económico y social en la comunidad. Cuando hubo la quiebra de la empresa, la comunidad se organizó, hubo ollas comunes. Y fue un golpe a la economía de la ciudad. En Penco, con el auge de la empresa, mucha gente tuvo acceso a créditos, a tarjetas y de la noche a la mañana se acabó eso, se generó un nivel de endeudamiento tremendo", repasa.
Para Neira, más allá de tratarse de una entidad privada, su arraigo en la comunidad hace que todos se sientan de alguna forma afectados. "En Tomé todo circulaba en torno a la industria textil, acá en Penco a Fanaloza, y ahora Huachipato con Talcahuano, independiente de que sea una empresa privada, es algo que afecta a la identidad de la comuna, es un golpe al alma de las comunas, que se identifican con determinadas empresas, y para que hablar de la cesantía que se va a producir. En el caso de Penco se trasformó en una ciudad dormitorio, gente trabaja fuera y viene prácticamente a dormir acá", enfatiza.
Adiós al carbón
En la zona minera de Lota y Coronel, también se vivió algo similar, con el fin de faenas de extracción del carbón y el cierre de dichas minas. Carlos Ibarra, académico USS, comentó que en dicha zona se vieron involucrados fondos para intentar reconvertir a los mineros en distintos oficios, sin que resultaran muy exitosos, "pues se quiso transformar al minero en soldador e incluso en tejedor".
150 personas perdieron su fuente laboral, tras el cierre de la empresa Fanaloza el año pasado.