Agencia EFE
Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), España, lideran un nuevo método para medir las variaciones de nieve y escarcha de dióxido de carbono en la superficie de Marte y que en sus primeros resultados ha apuntado que el espesor de estas nevadas es mayor de lo estimado.
Como la Tierra, Marte experimenta cuatro estaciones durante el año debido a una inclinación de su eje de rotación que da lugar a otoños e inviernos marcianos durante los que las temperaturas en las regiones polares pueden descender a los -125°C.
Se trata de la temperatura de congelación del dióxido de carbono, elemento que constituye el 95% de la atmósfera marciana en volumen, por lo que puede depositarse en la superficie del planeta rojo en forma de nieve o condensando directamente en forma de escarcha.
Estimar el grosor de esta nieve y escarcha estacional puede ser clave en el diseño de futuras misiones a Marte cuyo objetivo sea descifrar el paleoclima del planeta perforando los llamados Depósitos Estratificados Polares del Norte.
Estos depósitos son un conjunto de capas de hielo de agua y polvo apiladas sobre el polo norte marciano a lo largo de millones de años, un registro que puede proporcionar información valiosa sobre la evolución climática de la Tierra y de Marte.
Un equipo del IAA-CSIC ha propuesto una nueva forma de estimar el grosor de estos depósitos que analiza las variaciones en las sombras de los bloques de hielo, detectadas en las imágenes de alta resolución del HiRISE, un instrumento a bordo del Orbitador de Reconocimiento de Marte (MRO) de la NASA.
Con este nuevo método, se ha comprobado un aumento en el grosor por la acumulación estacional de nieve y escarcha podría alcanzar hasta 1,6 metros, dos órdenes de magnitud mayor que el espesor promedio predicho por modelos anteriores.
Estos parámetros indican que las tormentas locales asociadas con grandes acumulaciones de dióxido de carbono pueden ser más frecuentes y violentas de lo estimado.