Exigen mejorar sistema carcelario tras crímenes y graves agresiones
Diversos actores se refirieron a las problematicas y falencias que hay en cárceles. Según cifras de Gendarmería actualmente hay 2.315 personas privadas de libertad en el Biobío.
Tras varios casos de violencia en centros penitenciarios del Biobío, como el ataque con arma blanca que ayer afectó a un interno durante una audiencia por zoom (ver nota página 3) y la decapitación de un recluso por parte de su compañero de celda, hay preocupación por la seguridad al interior de estos recintos, tanto para funcionarios como para los propios reos. De acuerdo al último reporte estadístico de Gendarmería, actualmente, a nivel regional, hay 2.315 personas privadas de libertad, teniendo el Complejo Penitenciario del Biobío un total 1.769 internos. Para conocer la realidad en las cárceles, diversos actores relacionados al tema, dieron conocer detalles sobre la vida tras las rejas y las necesidades más urgentes en el sistema.
De los conflictos entre internos de recintos penitenciarios, el padre Luis Roblero ex capellán nacional de Gendarmería que actualmente se encuentra trabajando en la Parroquia Universitaria de Concepción, indicó que "si hay que definir el mundo carcelario en una palabra sería violencia, ya que en ese espacio se relacionan las personas entorno a ella. No es solo una forma de lastimar a otro, sino también una forma de ser en ese lugar. La violencia ubica a los internos dentro de la pirámide social".
Agregó que "también hay conflictos que sucede en el exterior y repercuten en la cárcel. Es decir si un grupo mata a alguien, se puede generar un ajuste de cuentas en la cárcel y viceversa. La segmentación ayuda mucho, pero nunca se va a poder imposibilitar que no ocurran hechos de violencia en las cárceles. Sin embargo, el Estado debe poner todos los medios necesarios en garantizar la vida y la dignidad de los presos".
De aspectos que considera necesarios para reducir la violencia y mejorar el sistema penitenciario, el religioso apuntó que "conozco por dentro Gendarmería y hay bastante precariedad, marginalidad y estigmatización al igual que los presos, pero creo que han buscado tener una mejor gestión carcelaria que es evidente. Se debe invertir bien en una carrera de gendarmes, buenos incentivos para un mejor desempeño y que los preparen de mejor manera".
También apuntó que "hay cárceles concesionadas con buena infraestructura, pero se está al debe en otros recintos menores muy precarios. Hay sobrepoblación en muchas cárceles con hacinamiento y eso aumenta las cargas de violencia".
Derechos humanos
Del rol que cumplen para velar por las personas privadas de libertad, Carolina Chang, directora regional del Instituto Nacional de Derechos Humanos, comentó que "nosotros vemos las condiciones de las personas bajo custodia del Estado y en ese sentido, en general, vemos caso a caso si existe responsabilidad estatal y vulneraciones, para evaluar si proceden acciones penales. Actuamos en base a las competencias que nos entrega la ley".
Añadió que "cuando ocurren muertes se oficia a los distintos órganos de intervención y nosotros recopilamos los antecedentes para determinar si hubo un fallo de seguridad por parte de Gendarmería en su posición de garante o si efectivamente esto no se pudo prever",
Del trabajo y las coordinaciones que realizan como INDH con Gendarmería, indicó que "siempre estamos en contacto con ellos, a efectos de mejorar las condiciones y que su labor se vea facilitada. Con la creación del mecanismo contra la tortura las recomendaciones están vinculadas a aquello. Hay problemas a nivel nacional en materia de hacinamiento y otras situaciones, por ende es difícil el buen control de la población privada de libertad".
En las cárceles.
De las dificultades que tienen para realizar sus labores, el suboficial Héctor Ávila, director nacional de la Asociación de Gendarmes de Chile (Agech), indicó que "hay mucha escasez de recursos y de apoyo psicológico al personal, ya que muchos no aguantan la presión. Son varios factores, pero también somos comprometidos en sacar la tarea adelante ante esta crisis de seguridad penitenciaria. Hay una falta de plazas, pero nos sentimos en un estado de abandono constante, pero más bien a nivel de Estado y es complejo solucionarlo".
Añadió que "también tenemos mucho personal en labores administrativas y eso disminuyen los de trato directo con los internos. Necesitamos que se inyecten recursos para que se contraten personas para esas labores y los funcionarios capacitados queden liberados para contar con más refuerzos en el interior de las unidades".
Sobre el aumento de la población penal, el dirigente apuntó que "es notorio y nadie proyectó esta alza de detenciones preventivas y cumplimientos de condena. Esto conlleva un problema para nosotros y se nos critica la falta de reinserción social, pero cómo se va a hacer si no hay una infraestructura necesaria para poder hacer la segregación y no hay espacios".
De las críticas que suelen recibir ante hechos de violencia o gravedad en las cárceles, expresó que "hay muchos que opinan sin saber la realidad al interior de los penales. Cuando se nos cuestiona pareciera que la gente cree que estamos en un colegio y la verdad tratamos con personas peligrosas, que han cometido todo tipo de delitos. No podemos tener un colega en cada celda cuidando toda la noche para evitar un conflicto en una celda compartida. El sistema se puede mejorar, pero se necesitan más recursos".
Reinserción
La ONG Confraternidad de Familiares y Amigos de Presos Comunes (Confapreco) tiene una visión bastante crítica del modelo carcelario en Chile y apuntan que se deben fortalecer los esfuerzos para lograr la reinserción social de las personas privadas de libertad.
Manuel Henríquez Cortez, director ejecutivo de la organización, comentó que "hay un alza de violencia y el problema no son los presos, sino una institución que no funciona como es Gendarmería. En seguridad cumplen, pero tiene muchas falencias y no están bien preparados. Esa institución tiene un origen castrense y ningún Gobierno se ha preocupado que el sistema penitenciario debe trabajarse de otra manera".
Agregó que "se piensa que por mantener presos a los infractores de ley se arregla el problema, pero solo se posterga la vuelta de esa persona a la sociedad. Lo importante es cómo salen de la cárcel y nadie nos certifica aquello, no hay instituciones que detallen avances ni cómo se trabajó con esa persona".
Sobre cómo se aborda el problema del aumento de la población penal, opinó que "nosotros acá estamos pensando en construir más cárceles como algo positivo, pero con ese dinero se puede invertir en rehabilitar a las personas. En Europa hay países que están cerrando cárceles como Noruega, Dinamarca u Holanda. En Chile no se entiende que mientras menos gente presa tengamos significa que somos un país que funciona. Nosotros tenemos un programa de reinserción donde trabajamos con personas y hay casos de emprendimientos exitosos. Eso no lo hace Gendarmería".
En la misma línea, el padre Roblero manifestó que "es fundamental la reinserción social y que los presos puedan ocupan su tiempo en actividades productivas e inmediatamente bajan los niveles de violencia y muerte. Se necesitan buenos modelos de trabajo y capacitación, donde el preso estudie y se prepare. Eso los ayuda a proyectar un futuro deseado y tiene un efecto importante que va a repercutir después en la calle".