El héroe militar que inspira a los chacabucanos
En recuerdo de su natalicio, en Concepción se rinden honores al capitán Ignacio Carrera Pinto. Su historia ilumina a soldados del Chacabuco.
Son 124 años los que lleva en Concepción el regimiento N°6 "Chacabuco", que por estos días se prepara para recibir a los nuevos soldados conscriptos que desde abril realizarán su servicio militar. Son los nuevos herederos de los 77 inmortales que el 9 y 10 de julio de 1882, sacrificaron sus vidas ante fuerzas peruanas en el Combate de La Concepción, una de las epopeyas más heroicas en la historia del Ejército chileno.
Fue el capitán Ignacio Carrera Pinto (nieto del prócer José Miguel Carrera), el oficial que lideró el accionar chileno en aquella batalla que hasta hoy se recuerda y que sirve de inspiración para el Juramento a la Bandera. El pasado 5 de febrero se cumplieron 177 años de su natalicio, efeméride que se conmemoró en la unidad militar penquista.
Muy poco sabemos de su niñez y adolescencia, solo que la relación con su padre fue lejana, debido a las actividades políticas que llevaron a Carrera Fontecilla a involucrarse en las revoluciones de 1851 y 1861, muriendo en el destierro en Lima, cuando Ignacio tenía 12 año.
"Su madre, Emilia Pinto, se responsabilizó de su educación y sobre todo de inculcar sus valores cristianos. Durante un tiempo se crió en Peñaflor, donde conoció a su tía abuela Javiera Carrera Verdugo. Luego, gracias al apoyo de su padrino José Ramón Lira Calvo, esposo de su tía abuela Josefa Carrera Fontecilla, se matriculó en 1860 en el Instituto Nacional, establecimiento fundado por su abuelo y donde también estudio su padre", relató Juan Eduardo Mendoza Pinto, académico de la Universidad de Concepción, miembro de la Academia de Historia Militar de Chile y del Círculo Histórico Ignacio Carrera Pinto.
Respecto a sus estudios escolares, Vicuña Mackenna y Nicanor Molinare sostienen que Carrera Pinto los interrumpió y se radicó en Mendoza, dedicándose al comercio de ganado, mientras que el historiador Julio Miranda, afirma que, de acuerdo con los registros del Instituto Nacional, terminó humanidades en 1867, a la edad de 9 años.
"El 6 de abril de 1868, ingresó como cadete de la Primera Compañía de Bomberos de Santiago, donde permaneció hasta 1870, fecha que será incorporado como secretario de la Intendencia de Santiago, por el Intendente Vicuña Mackenna, quien había sido amigo de su padre. Por aquel entonces contribuyó a la fundación de un hogar para huérfanos y desvalidos, obra de beneficencia del presbítero Blas Cañas y en la que participó como miembro del directorio", comentó.
A la inmortalidad
Cuando en 1879 se inició la Guerra del Pacífico, Carrera Pinto era un civil que sintió el llamado de las armas, tras la noticia del Combate Naval de Iquique y la acción heroica de Prat y su tripulación. "Como muchos chilenos que se aglomeraron frente a los cuarteles para sumarse a las filas del Ejército, oportunidad en la que se enroló como sargento en el Batallón Esmeralda, conocido como el Batallón de los Pijes, por estar conformado por hijos de las principales familias de Santiago", explicó.
Y fue así que, al mando del Coronel Santiago Amengual, se trasladó a la zona del conflicto y tuvo su bautizo de fuego en la Batalla de Tacna, donde con el grado de subteniente, resultó herido y fue destacado por su valentía.
¿Cuándo ya es parte del Chacabuco?
"En abril de 1881 pasó a formar parte del Batallón Movilizado Chacabuco, con el grado de teniente, donde participó en la Batalla de Chorrillos. Luego de la Ocupación de Lima, el 17 de enero de 1881, Carrera Pinto y su unidad regresan a Chile, junto al resto de las tropas victoriosas al mando del gran General Manuel Baquedano".
Pero su descanso en Santiago será breve, ya que en mayo se movilizó al norte, pero esta vez en el Regimiento Sexto de Línea Chacabuco, al mando del coronel Marcial Pinto Agüero.
Regreso al combate
Carrera Pinto podría haber terminado sus días como veterano de guerra, con una brillante hoja de servicio y distinguida participación en las campañas terrestres de la guerra. Sin embargo, prefirió volver a luchar por su país en la sierra peruana, cuando para muchos el conflicto había terminado".
¿Qué encontró en la sierra?
"La realidad era que ahí se organizaban montoneras de soldados e indígenas que, bajo las órdenes de Avelino Cáceres, mantenían la resistencia contra la ocupación chilena e impedían que se firmasen los acuerdos de paz. Es bajo estas circunstancias que su unidad (la cuarta compañía que hoy se encuentra en Concepción), entró en combate en un espacio geográfico difícil y rodeada por 600 soldados y mil 500 milicianos peruanos".
Carrera Pinto, que antes había desafiado a la muerte en la batalla de Tacna y Chorrillos, será el líder que predicó con el ejemplo, siendo seguido por sus oficiales, subalternos y soldados, que prefirieron perecer antes que la deshonra de la rendición.
Según el historiador Nicanor Molinare, en una conversación entre Carrera Pinto y su amigo Pedro Urriola en Antofagasta, éste le habría expresado: "Nosotros no podemos, no debemos rendirnos, corre por vuestras venas la sangre hermosa de los padres de la patria y somos chilenos".